Mi primer artículo para este medio digital, que cada vez va tomando más cancha en los asuntos de Cantabria, va enfocado a que haya una nueva perspectiva de nosotros, los y las jóvenes, una visión más positiva. Espero que sirva a los lectores de “El Relinchu” para mirar hacia el futuro con otra mirada acerca de la juventud.
A menudo he escuchado con facilidad desprecios por una parte de los adultos hacia nosotros con categorizaciones como “la generación de cristal”, conservada entre algodones por su excesiva fragilidad.
Es cierto que la generación de nuestros abuelos tuvo que trabajarse mucho su futuro, al igual que muchos de nuestros padres y madres, pero que nosotros tengamos una comodidad ya dada en nuestras vidas no quiere decir que no nos batamos el cobre para conseguir lo que queremos.
Es más, tenemos algunas dificultades con las que no se contaba antiguamente como una globalización que homogeniza el pensamiento, primer inconveniente para que la juventud tenga inquietudes, y una sobreinformación, que nos bombardea cada minuto con algo nuevo que tampoco ayuda a que podamos tomar un camino con determinación.
Llevo años preocupado, y así lo he manifestado siempre que he podido en foros nacionales, ya sea de mi organización u otros eventos, por el modelo de participación política que seguimos teniendo las secciones juveniles de partidos políticos y los propios partidos.
Está claro que ya no se participa de la misma manera que con la llegada de la democracia en España, después de un complicadísimo proceso de transición que implicaba también un cambio de mentalidad en la sociedad española. El compromiso era mayor porque así lo exigía la situación, pero eso no quiere decir que hoy en día sea fácil, y menos para la juventud.
La incertidumbre en las condiciones de vida y el pequeño tiempo libre que hoy en día tiene una persona joven entre su formación, vida laboral en conciliación con su vida familiar o sus ratos para ocio, no facilita para nada que se pueda participar en política más allá de con su voto en las elecciones.
Pero existe una juventud comprometida que apuesta por el compromiso con su sociedad, muchas asociaciones que en Cantabria realizan una labor joven apostando por preservar la cultura, la identidad, el patrimonio, el medioambiente, el sentimiento europeísta, etc.
También en el plano político es importante reconocer que se invierte mucho tiempo por parte de las personas que están en las organizaciones juveniles con ideología marcada, que tienen direcciones que conocen la realidad social de su momento, y que intentan mejorarla con nuevas ideas y empujando a sus partidos a hacer política joven.
Los datos que se recogían en el informe Juventud en España 2020 dan varios datos interesantes sobre la participación de la juventud. Según la Encuesta INJUVE 2019, hay un alto interés por la política por parte de la juventud (37%) que reconoce tener dificultades para participar por sus condiciones precarias de vida, y que existe una preferencia por la participación de protesta por encima de la institucional, destacando el interés por la igualdad de género como mayor entre otras preocupaciones.
Esto nos tiene que hacer ver que existe esperanza para la política y para la sociedad, porque la juventud se preocupa, pero es su intensa vida lo que no les permite participar como quisieran. Las personas que tienen en la política su profesión tienen una obligación ineludible en este país, de la que ya estamos viendo los primeros pasos: mejorar las condiciones de vida de la juventud, para que esta pueda ser protagonista de su presente, y, sobre todo, de nuestro futuro, el de todos.
No somos una generación de cristal, somos una generación instalada en la precariedad laboral, la dificultad de la emancipación, con la distracción de las redes sociales presente y con algunas expectativas frustradas. No somos peores, tenemos otras dificultades que debemos revertir.