Visitamos la expo de El Greco y Tino Sehgal que se está celebrando hasta el próximo 11 de febrero en el Centro Botín. El célebre cuadro de la Adoración de los pastores del Grecoy la obra en vivo de Tino Sehgal This youiiyou, establecen un diálogo original y estimulante en torno al tema del cuidado y protección de los niños, su relación con el mundo de los adultos y en este caso con el propio espectador.
La obra “La adoración de los pastores” forma parte de la colección privada de la Fundación Botín. Fue pintada entre 1577-79 por el Greco, célebre pintor cretense de finales del Renacimiento, que dejó una parte importante de su obra en España y más concretamente en Toledo, donde se estableció y residió hasta su muerte. De hecho, este lienzo perteneció a la nave del Evangelio de la iglesia del Convento de Santo Domingo el Antiguo de dicha localidad. Diego de Silva, deán de la catedral, encargó tres retablos al Greco, para acompañar a la sepultura de María de Silva, dama de compañía de la emperatriz Isabel de Portugal. Con este cuadro, el Greco pudo poner en práctica el estilo y la temática aprendidos de su estancia en Venecia, de reputados pintores como Tiziano y Tintoretto o del manierismo tardío de Miguel Angel en Roma. No fue la primera vez que el Greco pintó sobre la Adoración de los Pastores, pero lo peculiar de esta ocasión, es que lo hizo sobre un enorme lienzo de más de 2 metros de altura y con una escenografía y luminosidad particularmente original. La presencia de San Jerónimo en un primer plano mostrando la Vulgata sobre un atril y estableciendo una inquietante comunicación visual con el espectador o con la obra de arte vivo del otro lado de la sala…
Y del otro lado, bajo la cálida iluminación de los ventanales a la bahía, se nos muestra el arte vivo de Tino Sehgal. Una suerte de adoración de los pastores “en vivo”, interpretada por actores de carne y hueso. Una interpretación laica y contemporánea que no está exenta de espiritualidad y trascendencia. Tino Sehgal estudió danza y economía política. En sus obras son una constante las “constructed situations”, que implican la participación de varias personas, con instrucciones específicas del artista. Para ello utiliza el museo como escenario. En esta ocasión, un grupo de bailarines sentados en círculo, rodean y arrullan con sus cánticos a capela, a un bebé que interactúa libremente en el suelo con ellos, mientras es observado de cerca por su progenitor. Para las diferentes “performances” se presentaron voluntarios los padres de 12 bebés. Por intención expresa del artista, las instrucciones recibidas no pueden ponerse por escrito, ni tampoco publicarse catálogos ni fotografías específicas de cada actuación.
Durante el transcurso de la performance, el espectador se cuestiona su relación con el arte y duda si quedarse contemplando el haz de luz del lienzo iluminando al niño Jesús y el magnetismo de la mirada de San Jerónimo o la escena real del bebé interactuando de forma espontánea. En ambos escenarios, el espectador es mecido y arrullado por la paz que proporcionan las voces del coro.