Nos acercamos a hacer la ruta guiada siguiendo la estela de Leonardo Torres Quevedo y su transbordador de Portolín, uno de los impresionantes inventos que quedarán para la eternidad, de este genial cántabro no suficientemente valorado.
Leonardo Torres Quevedo era oriundo de Santa Cruz de Iguña y tras formarse como ingeniero de Caminos, regresó a su amado valle para diseñar el transbordador de Portolín, «poseído por la fiebre de inventar». El mecanismo del transbordador era bastante rudimentario pero a la vez ingenioso. La barquilla se trataba de una silla y el motor, una pareja de bueyes, que transportaban el invento salvando unos 200 metros de longitud y un desnivel de 40 metros. El inventor cántabro había observado una carencia en los teleféricos, que sólo servían para cargar cosas y no personas. El valle de Iguña fue uno de los escenarios donde ensayó su nuevo artilugio, aunque fue en 1907 en San Sebastián, donde inauguró el Transbordador del Monte Ulía, primer teleférico para el transporte de personas del mundo. Posteriormente, en 1916 inauguraría el del Niágara, cuya obra sigue funcionando a día de hoy.

Nuestro insigne cántabro fue un prolífico inventor que diseñó máquinas de calcular, los autómatas ajedrecistas, antecesores del robot; el telekino, dirigible autotripulado para evitar que los pilotos fallecieran en las pruebas y que anticipó 100 años el concepto del dron o el aritmómetro electromecánico, que constituyó la primera calculadora de la historia. Nuestro compatriota fue un hombre avanzado a su tiempo, que si hubiera nacido en otro país, habría sido valorado con mayor justicia.

Es posible conocer su vasto legado en el ambicioso y original proyecto denominado «El Valle de los Inventos», donde puedes acercarte a conocer el Espacio Museístico con la más completa colección de maquetas sobre sus inventos en el Colegio de la Serna de Iguña. De una forma didáctica y divertida, los niños y mayores pueden tomar parte en un juego interactivo, inspirado en los autómatas de Torres Quevedo y hacer un quiz sobre sus inventos o participar en un Escape Room, donde debes resolver secretos y enigmas relacionados con el genial inventor.

Otra faceta del «Valle de los inventos», es la posibilidad de hacer la Ruta de los Transbordadores, inspirada en el mencionado transbordador de Portolín. En un suave recorrido de 4 kilómetros, balizado con señales blancas y verdes, apto para niños y mayores, en el que es posible rememorar el recorrido que hacía el sencillo transbordador de bueyes. La ruta se puede hacer de forma autoguiada o de forma más recomendable, contratando a los guías, que de forma amenísima, os contarán la vida del inventor, vicisitudes del artilugio para salvar el desnivel y un sinfín de anécdotas que bien merecen reservar la visita, cuya duración es de un par de horas. Especialmente reseñable es el esmero que han puesto los artífices de este proyecto, para que viera la luz. Daniel Cubas apenas contaba con medios económicos, pero sí con la motivación y el convencimiento de poner a Leonardo Torres Quevedo en el sitio que merece, en un país como el nuestro, ingrato con sus notables científicos e inventores. Con este modesto pero a la vez ambicioso proyecto, consiguió poner de acuerdo a los alcaldes de la comarca de distintos signos políticos, que consiguieron embarcar al Gobierno de Cantabria en esta interesante aventura.
Para más información, podéis consultar la página http://www.elvalledelosinventos.es y reservar vuestra plaza en alguna de sus polifacéticas actividades. No os dejará indiferentes.