No por más hablar de ciertos temas son antes solucionados, y es que en Cantabria tenemos un problema con el transporte público que es de sobra conocido por toda la ciudadanía de la comunidad.
Aunque el transporte en tren, denunciado muchas veces, es utilizado en una parte de la comunidad, lo cierto es que deberíamos prestar atención al problema de los autobuses, necesarios e indispensables en todos los municipios que no tienen vías.
Y no me refiero solo a que los horarios son irrisorios o la existencia de un monopolio importante en la mayor parte de la comunidad que permite a cierta empresa, la cual no nombraré, pero ya conoceréis, hacer y deshacer a su antojo primando su beneficio por encima del interés general de la persona que necesita este servicio.
Es que es también grave si atendemos al mobiliario público ideado en su momento para albergar a quiénes esperan a este transporte público en Cantabria, con el tiempo que todos conocemos y las condiciones climatológicas no agradables para muchos que solemos tener.
Muchas de las marquesinas que sirven de refugio fueron basadas en un proyecto que se utilizó para las paradas de autobús en Andalucía, bastante preocupante que no se atienda de verdad a lo autonómico cuando hace falta.
Este medio de transporte, y estos servicios han sido prácticamente gestionados siempre por los mismos, y estos mismos no se han preocupado de que cuando una cosa no ha funcionado se haya cambiado.
Tenemos un verdadero problema la juventud de Cantabria que quiere apostar por un mundo sostenible si tenemos que utilizar el vehículo privado por la escasez de alternativas que nos encontramos para poder ir mismamente a la capital, Santander, desde pueblos como Colindres e incluso desde ciudades como Torrelavega.
Urge un cambio de modelo para empezar a construir un futuro limpio y libre de emisiones, pero no hacen falta solo grandes pactos con empresas y políticas punteras en medio ambiente, hay que bajar a lo más básico para saber que muchos de los problemas de los despachos se solucionan hablando con la calle.
Garantizar unos servicios de transporte adecuados debe de ser una de las líneas principales de una comunidad avanzada, con la mirada puesta en el siglo XXI y en el cambio de modelo productivo y de consumo del que tanto se habla.
Es un problema que vincula a jóvenes y a mayores, a hombres y a mujeres, a obreros y a ejecutivos. Es una deuda que esta comunidad tiene con sus pueblos, empezando por el mundo rural que tantas veces se ve desconectado, y acabando por cada uno de los cántabros que quiere tener oportunidades para moverse libremente al igual que en otras comunidades autónomas.
Llegan 2023 y las elecciones autonómicas, un propósito de año nuevo para todos los agentes políticos de Cantabria podría ser velar porque los servicios públicos necesarios como el transporte, al igual que muchos otros, sean vehiculares de todo su programa electoral.