Hay veces en que basta con leer un sólo titular para tener radicalmente clara la situación actual de la política de nuestra comunidad. Algo se estará haciendo mal cuando llevamos casi 4 años de gobierno de la que es la cuarta coalición de socialistas y regionalistas y no hacemos más que leer noticias sobre “dimisiones” y ceses en el matrimonio de conveniencia de Revilla y Zuloaga.
Nunca nadie se vio tan forzado a dimitir por parte de su jefe político como un buen puñado de altos cargos de vicepresidencia en esta legislatura. Jugar al “escándalo tras escándalo y tiro porque me toca”, suele llevar fuera del tablero con relativa facilidad, pero con bastante rapidez.
El último conocido nos afecta a nosotros de nuevo, los jóvenes. Los que menos importamos a los actuales gobernantes, los que siempre somos condicionados los primeros por las crisis económicas, los que nos vemos perjudicados por lo que algunos se empeñan en llamar falta de presupuesto cuando no se atreven a verbalizar su falta de ganas y proyecto. Somos, en suma, los primeros atropellados por una pésima gestión que se prolonga ya desde hace demasiados años.
La verdad es que suena duro hasta teclear estas palabras, pero los hechos sólo demuestran que, a jóvenes como yo, determinados gobernantes sólo les prestan atención para subsidiar primero y buscar el voto después. Y no, ni mi voto ni el de millones de jóvenes en España es sujeto de compra por 400 euros en forma de bono cultura, ni mucho menos somos tan ingenuos. Es un insulto a la inteligencia pensar que esa suma tiene como objetivo final en enriquecimiento cultural de los jóvenes, más cuando viene acompañada de un hachazo fiscal a nuestros padres que compromete seriamente la economía de la inmensa mayoría de familias.
Pero, antes de perderme inútilmente en palabras, una vez más, con el Gobierno de Pedro Sánchez, cosa que, tengo que reconocer, me desespera, hablemos de nuestra Cantabria.
Sin anestesia: Alicia Renedo, la hasta ahora directora general de Juventud, ha tenido que dimitir por lo que a todas luces es un escándalo de adjudicación de contratos a determinadas empresas que comenzó en el año 2016. Alicia era la segunda directora del área en esta legislatura. A la anterior la cesaron ofreciendo unas explicaciones públicas directamente proporcionales a su gestión en Jovenmanía. Es decir, ninguna. Costumbres del PSOE…
Pero, ¿Qué ha pasado esta vez? No sólo una mala gestión de las políticas de juventud, o de en su momento del área de Igualdad, han marcado el final de la carrera política de Alicia Renedo. Es mucho más grave lo que hay detrás: el amiguismo por sistema y un “los socialistas y su entorno, primero” como norma para los camaradas.
El caso es que nos cansamos de leer y escuchar que algunos han llegado a la cosa pública para ayudar a los jóvenes. Palabras que, en sí mismas, y a la vista de lo que se viene cociendo desde hace demasiado tiempo, son un claro insulto para aquellos que pertenecemos a los grupos de edad por debajo de la treintena.
¿Estaban Alicia Renedo y su predecesora centradas en resolver los problemas de la juventud de Cantabria y hacer de nuestra tierra un lugar en el que echar a andar un proyecto de vida no sea misión imposible? La pregunta se responde con sólo “googlear” sus nombres.
¿Dónde está el tan anunciado proyecto de Ley de Juventud para nuestra región? Queda evidenciado que las dos subordinadas de Zuloaga no han tenido, por lo que se ve, tiempo suficiente para elevar un simple borrador a la categoría de texto legislativo desde junio de 2019. Es una realidad insultante.
En suma y, por desgracia, esta “nada” teñida de rojo, con puño y rosa que nos regalan los socialistas, es la prueba de que el Sr. Zuloaga no piensa en los intereses de los jóvenes, sino únicamente en el de los miembros de su partido o sus amiguetes. No se pone ni colorado a la hora de utilizar la política de nombramientos del Gobierno para resolver sus necesidades o carencias como “líder” de un partido político que va camino de ser irrelevante en la región.
Hoy, jueves 19 de enero, mientras escribo estas líneas, la pantalla de mi teléfono se ilumina con una notificación del periódico de mayor tirada en Cantabria. Ya tenemos a la tercera directora de Juventud de la legislatura. Se trata de la titular de Cultura desde 2015 y hasta que el propio Zuloaga propició su cese en 2017 por no resultar de su agrado, parece ser. Ironías del destino, ese desagrado ha quedado cerrado ahora en algún cajón del despacho del vicepresidente, hasta que tengan que vaciarlo en junio de este mismo año.
La única esperanza que nos queda es que la cita con las urnas que tenemos en poco más de cuatro meses, traerá consigo un cambio en el fondo y las formas. Y, no tengo duda alguna de que el presidente del Ejecutivo, Miguel Angel Revilla, es quien más entusiasmado está con ese descanso forzoso. Cantabria no soporta más escándalos.