Nada se sabe sobre la ley anunciada por el vicepresidente en 2019 para “reflejar el presente y el futuro de la realidad de la juventud de Cantabria”.
Lo primero que pensé cuando el máximo responsable de los socialistas de Cantabria, y Vicepresidente del Gobierno, Pablo Zuloaga llegó desde la Delegación del Gobierno a Peñaherbosa es que no iba a hacer nada por los jóvenes. No si no obtenía algo a cambio. Lamentablemente no estaba equivocada.
A pesar de las grandes promesas de comienzo de legislatura, como la puesta en marcha -a pesar del propio Zuloaga- del Consejo de la Juventud, la supuesta potenciación de los centros de información juvenil y sus actividades, mejoras en la red de albergues públicos o una ley integral en la materia, los jóvenes seguimos teniendo los mismos problemas que en 2019. Incluso más ya que, como de costumbre, nos vemos afectados en primer lugar por las amenazas de las épocas más oscuras desde el punto de vista económico y social.
En Cantabria se tiene que hablar y hacer para Cantabria, y eso requiere un cambio de mentalidad.
Y hablo de una ley de Juventud como el instrumento que sirva como respaldo a los jóvenes de esta tierra. Hemos de cambiar esa inercia que empuja muchos a marcharse fuera de la comunidad como única salida para crear un proyecto de vida. En Cantabria se tiene que hablar y hacer para Cantabria, y eso requiere un cambio de mentalidad, y un cambio de gobierno.
Quienes tenemos menos de treinta años necesitamos ver sobre el papel medidas concretas en aquellos puntos que acaban convirtiéndose en las bases de nuestras vidas: educación, empleo, emancipación, digitalización, sostenibilidad o internacionalización. Eso es un espaldarazo y lo demás vagos intentos para tenernos distraídos de lo importante.
El Grupo Popular en el Parlamento de Cantabria acaba de registrar una iniciativa sobre esto en la que se pide al Gobierno algo tan sano en política como hacer un ejercicio de coherencia. Gracias al PP, los partidos de nuestra cámara parlamentaria tendrán una nueva oportunidad de decir si quieren una ley de Juventud esta legislatura o si por el contrario hemos vuelto a ser engañados.
En concreto se recuerda la importancia de garantizar que llegue el dinero necesario para su puesta en marcha, que esa norma sea capaz de establecer instrumentos para que los obligados avances en distintas áreas de gobierno en beneficio de jóvenes se produzcan con la agilidad y flexibilidad a las que la coyuntura autonómica, nacional e
internacional obligan. Esto va de ofrecer mejores servicios y poner más y mejores prestaciones al alcance de las generaciones de hoy, sí, pero también las de mañana.
Sería bueno que Zuloaga se bajara alguna que otra vez del coche oficial, verá a muchos jóvenes dar la talla a cambio de nada, precisamente lo que él y su equipo no son capaces de hacer.
Pero, para todo esto hace falta voluntad y empatía. ¿Se habrá puesto Pablo Zuloaga alguna vez en la piel de un joven de Cantabria? Apuesto todo al rojo impar con un claro NO.
Sería bueno que se bajara alguna que otra vez del coche oficial y fuera a la sede de alguna de las organizaciones sociales de la región. Ahí verá a muchos jóvenes dar la talla a cambio de nada, precisamente lo que él y su equipo no son capaces de hacer.
Hago un llamamiento a que se quite el traje y vaya a los Valles Pasiegos, a la zona de Campoo o a la comarca lebaniega, que hable con jóvenes ganaderos que las están pasando canutas en las zonas rurales y para los que el sector primario ya no es una garantía. Ya que en vez de ayudarles, solo se les pone trabas.
Le pido que de un paseo por algún mercado, tienda o bar de Cantabria. Verá jóvenes de mi edad dedicados a la venta ambulante o a labores comerciales y de hostelería por decisión propia, pero para los que la integración plena en la sociedad es todo un reto, entre otras muchas cosas por falta de recursos y apoyo de la administración. No hablamos ya de ayudas, sino por ejemplo de trámites burocráticos.
Le invito a que haga este ejercicio, si es acompañado de su directora general de juventud, mejor. Le aseguro que conocerá una Cantabria distinta a la del entorno de su despacho.
Que para este alumno copión de Pedro Sánchez la juventud nunca ha sido una prioridad, lo sabe toda la región. Sus preferencias son radicalmente distintas y pasan por hacerse un despacho bien grande en el nuevo MUPAC, aunque no lo vaya a pisar como consejero ni en sus mejores sueños. Pasan por publicar un vídeo en Navidad hecho a golpe de dron y pagado con dinero público, o comer en la filmoteca con el exministro Illa cuando los interiores de los restaurantes estaban cerrados y los hosteleros las pasaban canutas.
Gobernar Cantabria no tiene nada que ver con utilizar a los jóvenes para hacerse una foto a su costa. Por suerte, en nueve meses esta historia dará un giro de 180 grados.