- A menudo nos centramos en fijarnos en lo que nos hace distintos, en buscar la exclusividad y en los señalamientos y rechazos que eso produce olvidando por completo que somos generalmente bastante parecidos.
Tal vez estés ya ofendiéndote con lo que acabo de decir y te pido una oportunidad para poder argumentarlo. También te digo que es más razonable ofenderse y seguir leyendo que pasar de esta opinión después de la entradilla pensando en que estoy completamente equivocado, que también puede ser.
En primer lugar tengo que dar las gracias por la oportunidad al equipo de Relinchu, poder compartir algunas reflexiones e ideas en este medio a otros jóvenes y no tan jóvenes de Cantabria principalmente. Es una buena oportunidad de escribir y opinar libremente en esta tribuna de una manera responsable que no me va a librar de generar alguna polémica absurda o molestar a alguien. Mis disculpas de antemano.
Como iba diciendo, yo siempre aprovecho cuando tengo oportunidad de hablar de unidad especialmente entre los jóvenes y me voy a meter ya en materia. El tejido asociativo juvenil en Cantabria cuelga de un hilo. La anterior gran crisis que atravesamos en nuestro país y evidentemente en Cantabria dejó atrás a un sector de la población que se fue desmembrando, sobreviviendo en pequeños grupos sin comunicación, relación o apenas diálogo entre sí. Una especie de burbuja dentro de un reducido grupo social que impedía de algún modo el intercambio de ideas, el debate sano, el crecimiento mutuo fruto de ese aprendizaje.
Es una situación que me he ido encontrando en los últimos años y que vivo continuamente en primera persona. Hay grupos y asociaciones por supuesto no han desaparecido pero se relacionan y comportan de una manera un tanto diferente a la que todos desearíamos y el cambio debería salir de nosotros mismos en primer lugar dando un primer paso. Nos medimos en tamaño por número de socios, en nuestras diferencias a la hora de evidenciar las cosas que no nos gustan o nos parecen irreconciliables con otros colectivos y centramos nuestros esfuerzos en resaltarlas y llevarnos el honorable premio de la verdad absoluta, del conocimiento al más alto nivel. Lamento decirte que esto no existe y es el error más común.
No critico que se haga ni pido que deje de hacerse, ¡solo faltaba! pero aunque evidentemente hay líneas rojas (otro día hablamos de los tópicos de la política, que están a la par de los futbolísticos) creo que podríamos hacer lo siguiente: dejar de mirarnos entre nosotros y mirar más por nosotros.
¡Seamos más egoístas! Que no nos de reparo alguno unirnos, amplificar nuestro impacto, rendir cuentas y hacer propuestas constructivas para el beneficio de nuestro sector de la población y por ende de la sociedad porque somos un pilar fundamental de la misma. Tenemos ampliamente asumido un rol en el cual tenemos que luchar por ser parte de la sociedad ¡cuando ya lo somos! Es de locos. Y mientras seguimos mirando que nos diferencia de otros jóvenes, el tiempo pasa y la agenda política a cualquier nivel no aborda al nivel que merece la coyuntura los problemas que garantices el futuro de los jóvenes, de la siguiente generación que tiene que soportar sobre sus hombros el famoso Estado de bienestar mientras trata de recomponerse de dos crisis económicas en la última década y por iniciativa propia y sentido común, también nos echamos a las espaldas la crisis climática.
Nadie (o casi nadie) siente rechazo por su cultura o identidad, ni niegan la crisis climática, la precariedad laboral, los problemas de emancipación, el despoblamiento, la dificultad añadida para vivir del sector primario siendo un pilar básico que lleva décadas siendo estigmatizado hasta que en el confinamiento le vimos las orejucas al lobo…y pensarás ahora mismo que a ti todo esto te preocupa. A mí también y te digo más, en esto si podemos reflexionar sobre algunas diferencias. No es lo mismo que nos preocupe algo, nos interese o estemos sensibilizados a que trabajemos activamente para revertir de alguna manera estas situaciones. Todo empieza por unirnos en lo que plenamente compartimos, en lo estructural y vital, lo que nos garantiza un futuro mejor. Ya habrá tiempo de ahondar en esas diferencias irreconciliables. Yo te invito a que des el paso donde más cómodo estés para hacerlo y comprobar que entre los recovecos de nuestras diferencias podemos hacer grandes cosas por y para nosotros.