Por fin hago lo que llevo posponiendo semanas, cansada de todo el día, me tumbo por la noche en el sofá, abro el ordenador y me dispongo a buscar un pisuco bonito. Empiezo a pensar qué me gustaría encontrar. ¡El hogar de mis sueños! Un piso en el centro, pequeño y acogedor, con muebles blancos que conjuntan perfectamente con todas mis plantas, grandes ventanales por donde entre la luz cada mañana. Ya me imagino viviendo con la perra perfecta, con la pareja perfecta y en la casa perfecta.
Pero sin embargo, abro idealista ¿Y qué es lo único que encuentro? pisos pequeños por más de la mitad de mi sueldo, antiguos, sin ningún tipo de aislamiento, fríos, oscuros en ocasiones con malos olores y humedad, en definitiva, infravivienda. Aun con sueldos dignos, el alquiler es indigno. ¿Eso reduce mis aspiraciones a compartir piso para siempre?
Pero aun así lo intento, y decido quedar con las inmobiliarias que ofertan los pisos con las mejores condiciones y que me puedo permitir. Una vez en la visita, con el primer vistazo me doy cuenta de que las fotos publicadas en la página web están muy lejanas a la realidad del piso. Si por si acaso no me ha decepcionado lo suficiente el piso en sí, ya te dejan bastante claro que no eres el perfil, o directamente no cumples con los requisitos, al no tener la solvencia suficiente para pagar las tres mensualidades y el seguro por impagos que te piden por adelantado.
Y cómo esta situación, la de otras tantas compañeras. No queremos dejarnos el sueldo, ni nuestro proyecto de vida para pagar el alquiler, ni poner el cuerpo como hacen desde la PAH, por disfrutar de un derecho que, aún con el escudo social que se ha desplegado, necesita de una respuesta estructural e idiosincrática. Además de la ley de vivienda que se logre a nivel estatal necesitamos una propia en Cantabria, y no hay que esperar.
Necesitamos desplegar un parque público de vivienda, no solo construyendo, sino incorporando a tantas viviendas que se encuentran olvidadas y vacías, incluso fundiéndose con el suelo en tantos pueblos de nuestra tierra. Casas que respeten el entorno y el planeta, que vengan acompañadas de servicios públicos que te integren en la localidad. También queremos materializar entornos en los que poder hacer vida alrededor de nuestras casas: calles pensadas y hechas para quienes las caminamos, con transporte público y gratuito cercano y rodeadas de espacios verdes.